JUAN JOSÉ FERRO DE HAZ
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RESEÑAS DE LIBROS


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08/1999

NUEVOS ENSAYOS LIBERALES


Autor: Pedro Schwartz, Madrid, Espasa, 1998


Partiendo de la evolución del liberalismo en las diferentes épocas y de las conquistas sociales de esta doctrina en el desarrollo de la humanidad -que abarca desde la abolición de la inquisición y de la esclavitud en el siglo XVIII, hasta la reciente libertad de culto (en España) o la igualdad de los sexos ante la ley-, el autor comienza por aclarar la confusión que existe entre dos conceptos estrechamente ligados: democracia y liberalismo. Como dijera Ortega: "... son dos respuestas a dos cuestiones de derecho político totalmente distintas. Si la democracia responde a la pregunta: ¿Quién debe ejercer el Poder público?... El liberalismo, en cambio responde a otra pregunta: ejerza quienquiera el Poder público, ¿cuáles deben ser los límites de éste? El poder no puede ser absoluto, ejérzalo un autócrata o el pueblo, sino que las personas tienen derechos previos a toda injerencia del Estado..." En otras palabras, el liberalismo se plantea hasta donde debe llegar la intervención del estado para no obstaculizar el desarrollo pleno de la sociedad (en la creación de riquezas y aumento de la calidad de vida), a la par que potencia la mayor libertad y autonomía de sus integrantes.

A partir de su definición, el autor profundiza en la importancia de las instituciones de la sociedad liberal que, a través del ejercicio de la crítica, constituye el método más eficaz para el descubrimiento y denuncia del error (las ideas nunca delinquen) y el consiguiente perfeccionamiento social. Contrasta las diferencias entre la sociedad cerrada -que se asemeja a un rebaño- y la sociedad abierta, donde el individuo gobierna su vida y es libre -y responsable- de sus decisiones (libertad y responsabilidad son inseparables). Como bien señalara Hayek: "Cuanto más se permita a un hombre el atribuir sus fallos a otros o a las circunstancias, más insatisfecho e ineficaz tenderá a ser". Asimismo, define al estado liberal (que debe ser mínimo y garantizar la división de poderes) frente al estado paternalista (que padecen muchas democracias europeas), y critica a este último cuando se entretiene en muchas actividades que no le competen y abandona las que le son propias y útiles para el servicio de la sociedad.

En las democracias occidentales, cada día se hace más evidente la tendencia a la liberalización de las fuerzas económicas y la supresión del monopolio estatal que, junto con la caída del comunismo en Europa, es el mayor triunfo de esta doctrina frente a los que defendían el intervencionismo estatal. Sin embargo, y como bien proclama el liberalismo, el progreso material de una sociedad hace poco, si éste no va acompañado de la calidad moral de sus individuos, que no puede pasar por alto la libertad de expresión de los mismos, y la igualdad de todos ante la justicia. Es precisamente el progreso de sus valores morales (más que el desarrollo tecnológico alcanzado), lo que hace a la democracia liberal del mundo civilizado, la sociedad mejor y mas justa que ha existido.

Esto es imprescindible tenerlo presente, ya que son muchos los que en la actualidad y desde la democracia, defienden las aperturas económicas de regímenes despóticos (mientras sacan jugosas ganancias de estos intercambios y silencian todos los atropellos que se cometen), con el vil pretexto de que esta apertura, es un primer paso para promover y alcanzar las libertades políticas y la democracia en estos países. Nada más lejano de la realidad, y lo único que se garantiza con este respaldo -por demás inmoral-, es legitimar y aplomar a la dictadura con el sátrapa de turno... Así lo ha demostrado la historia, en los innumerables países que han padecido dictaduras durante este siglo.

El caso más evidente de nuestros días sucede en China, donde la liberalización económica de la sociedad y su vertiginosa apertura hacia la economía de mercado, no le han impedido al partido comunista instalado en el poder mantener una férrea dictadura que no admite crítica, ni oposición, ni disidencia, y atropella de forma sistemática los más elementales derechos humanos. Esto no ha sido impedimento, para que las democracias occidentales mantengan un trato privilegiado hacia este régimen, que le ofrece participaciones en el nuevo tráfico de esclavos (de mano de obra barata y sin legislación que los proteja para reclamar sus derechos) y la posibilidad de inversiones en el país más poblado del planeta. Algo similar sucede en Cuba, con el agravante de que allí todos trabajan para el mismo patrón y las ganancias se reducen a la limosna de las propinas o a lo que se pueda robar... En cualquiera de los dos casos, los empresarios se convierten en los mejores valedores del despotismo, y se subordinan a las condiciones del régimen para seguir obteniendo beneficios.

En las postrimerías de un siglo que ha conocido como ninguno la cruenta experiencia del totalitarismo, con su estigma de opresión y falta de libertades, la lectura de este libro resulta oportuna e imprescindible para la mejor comprensión de los tiempos que vivimos y de los vicios que perduran en las sociedades contemporáneas. Esta misma actualidad, es la mayor virtud que emana de sus páginas, así como la convicción más profunda de que la libertad intelectual, moral, económica y social de los individuos es inseparable, tanto para el continuo progreso de los países que gozan de un sistema democrático, como para los que aspiran a alcanzar la democracia algún día... Para estos últimos, que son la mayoría del planeta, no hay atajos ni soluciones que garanticen el desarrollo de la sociedad, si éste no va acompañado de la libertad íntegra de sus individuos. Garantizar unas libertades y suprimir otras, es una solución hemipléjica que sólo favorece a castas privilegiadas e inversores carroñeros.

Por lo demás, Nuevos Ensayos Liberales, es una estimulante lectura, donde el autor defiende con solidez y coherencia sus convicciones liberales que, a pesar de argumentarse en una amplia gama de disciplinas -filosofía, historia, política, economía, derecho o sociología-, expone de forma amena y asequible a cualquiera que desee profundizar en estos conocimientos.



Juan José Ferro de Haz.
Publicado en la Revista hispano cubana, nº 6, 1999.























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